Por Alejandra Gajardo Toesca.
La mirada tradicional
Es un trastorno común en estos tiempos (se presenta hasta en un 12% de los niñ@s entre 6 y 12 años, especialmente en niños). Ya puede percibirse desde los 3 años de edad y mantenerse toda la vida si no se trata. Presenta tres síntomas característicos:
- Déficit atencional: dificultades para sostener en el tiempo la atención y para enfocarse en un solo estímulo.
- Hiperactividad: tendencia al movimiento permanente.
- Impulsividad: dificultades para controlar los impulsos y lograr un buen manejo de las emociones.
Estos tres síntomas pueden darse combinados de diferentes maneras, siendo esencial la presencia del primero para hacer el diagnóstico, es decir que exista algún tipo de dificultad con la capacidad de atención. Se considera una alteración del desarrollo neurológico que trae dificultades para reflexionar frente a los estímulos y luego para organizar y planificar las acciones.
Respecto a sus causas
Si buscas cuáles son las causas de este trastorno encontrarás que es multifactorial. Sin embargo se presenta como un fenómeno altamente heredable, es decir, con una gran participación de factores genéticos. Estos factores interactúan con otros ambientales, como consumo de alcohol o drogas en la madre durante el embarazo, la carencia de algunas vitaminas en la alimentación del niño, la presencia de familias numerosas, etc.
LA NUEVA MIRADA
Nunca he encontrado algún artículo donde se hable de la influencia de la atención en el desarrollo del TDAH. Justamente, de la importancia de la calidad de la atención en el desarrollo de una atención deficitaria. Debes conocer la siguiente historia: “muchas personas se encontraban discutiendo acerca de lo que tenían en frente, uno aseguraba que era una serpiente; otro, un enorme pájaro; el tronco de un árbol, etc. Cuando todos se alejaron pudieron comprender que se trataba de un gran elefante”. Entonces yo propongo mirar una parte nueva de este gran elefante. Tal vez una parte que habla de sentido común y que de todas maneras surge de la práctica en el tratamiento de muchos niños que presentan esta dificultad.
Propongo que empecemos a pensar que tal vez un niño que no ha recibido atención de calidad (claro, porque tiene un padre con déficit atencional) no podrá desarrollar de manera adecuada su capacidad de poner atención en el mundo.
Lo que puede pasar cuando un niño no recibe atención de calidad
Es simple, la forma en que nuestros padres nos tratan, la internalizamos y tendemos a tratarnos a nosotros mismos de esa manera. Eso ocurre en cualquier ámbito, por ejemplo si un niño es constantemente criticado, aprenderá a tratarse a si mismo de manera crítica e exigente.
Entonces pensemos, qué pasa si un niño no es atendido. Entonces no sabrá poner atención a sus estímulos internos, no aprenderá a poner atención a lo que piensa y siente y por lo tanto dentro de él habrá un caos que reaccionará con caos frente al mundo exterior, se dejará llevar entonces por lo que perciba externamente de manera azarosa.

Cuando si recibe atención de calidad
En cambio si un niño recibe atención de calidad, aprenderá a conocerse y podrá desarrollar un eje interior. Como si tuviera una brújula propia, ese niño podrá percibir los estímulos con calma y organizará una respuesta dentro de él, de manera coherente a ese eje, de manera coherente a su ser.
Es importante que nos hagamos preguntas, porque esas preguntas nos abren a nuevas respuestas. Por ahora sugiero que nos preguntemos cuán importante es que pongamos atención de calidad a nuestros niños y que nos preguntemos qué es realmente la atención de calidad.
Lee mi próximo artículo acerca de la atención.